Si en mayo de 1810 ocurrió una
revolución, fue porque sus protagonistas asumieron que estaban dadas las condiciones, para terminar con el lazo comercial, que no era ni natural ni
esencial, sino la consecuencia de acontecimientos históricos, de que el pueblo era capaz de cuestionar y modificar.
Luego de aquel
25 de mayo, muchas personas ofrecieron su vida en la lucha por la libertad. La virtud de tener estos espacios de memoria que brinda el bicentenario, permite volver a mirar con detenimiento hechos del pasado que explican nuestro presente.
Hace 200 años la Revolución Industrial encabezada por Inglaterra, marco el camino de la dependencia económica, que se manifiesta en el surgimiento de la primera Deuda Externa, y el deseo aun vigente de querer ser parte del libre comercio global. Estos anhelos que se reiteran, arriban al presente desde el primer presidente constitucional,
hasta este gobierno.Desde 1810, hasta la fecha, los gobiernos han continuado con las políticas dictadas por las leyes del gran Capital. Hemos garantizado a los países desarrollados la materia prima y nuestros recursos naturales, a costa del saqueo y sometimiento de nuestro pueblo.
La Fiebre del Oro vuelve una vez más como refugio de los mercados frente a la actual crisis internacional.
Tenemos la tarea inmediata de actuar. Si el presente es de lucha, el futuro es nuestro (Che). Frenar el uso de toneladas de Cianuro que están utilizando los emprendimientos mineros. Movilicemos para que se apruebe el proyecto de Ley en contra de la utilización de Cianuro.
Solo el pueblo organizado, independiente, podrá garantizar sus necesidades y proyectos. De esta manera podremos detener la entrega y la contaminación que nos vienen imponiendo hace más de 2oo años, este gobierno que viene bailando bajo el corso del bicentenario disfrazado de progreso y bienestar, y todos los que pasaron.